Doña Yolanda o ’Yoli’ como muchos le dicen de cariño, entró a trabajar el 1 de febrero de 1997 al Instituto del Sistema Nervioso del Risaralda y, después de 27 años de servicio sigue tan feliz como el primer día que inició con el aseo general para luego de probar su talento irse a cocinar.
“Estoy muy feliz, me han tratado muy bien y eso me tiene amañada” expresó ’Yoli’ con la sonrisa y la buena actitud que la caracteriza.
No es para menos, su experiencia en la universidad de la vida la volvió una “dura” en la cocina, es experta en todo tipo de menú, tanto así que los pacientes “aman” lo que ella cocina. Varios de ellos llevan 10 años asistiendo a citas médicas, se acuerdan de ella, la saludan con cariño y se les hace agua la boca con de las delicias que ’Yoli’ les preparaba.
Pues doña Yolanda no es ajena a ese afecto “adoro a los pacientes, son muy lindos, soy muy apegado a ellos y nunca me han tratado mal”, dijo.
Para ’Yoli’ en el Instituto todos “mantienen enamorados” de su sazón, un lugar que es su segundo hogar y del que le da tristeza despedirse, no quiere irse a pesar de que su sueño es dedicarse por completo a su casa luego de que se pensione, “ya es hora de entregarme totalmente a a mi familia”, manifestó “Yoli”.
A sus 57 años suma 3 hijos y lleva 38 años de casada con el “amor de su vida”. Y, con “el sueldo del Instituto pagué mi casa y la educación de mis hijos, por eso lo quiero tanto y estoy muy agradecida”, enfatizó.
Se levanta a las 3:00 a.m. a despedir a sus hijos sin importar de que muchas veces entra a trabajar a las 6:00 a.m., uno de ellos trabaja con un cantante, por eso le toca madrugar tanto, pero a pesar de eso, le da alegría hacerles el desayuno y enviarles el almuerzo.
Le emociona llegar al Instituto, “se me quita el sueño y la pereza cuando empiezo a poner las ollas al fuego” afirmó “Yoli”, le encanta la cocina, bajar por la loza a las habitaciones de los pacientes, “es mejor un “Dios le pague” de corazón, que un billete de 50.000 pesos, me siento muy halagada cuando me dicen que les gustó lo que cociné para ellos” en la sede Quimbayita.
Es así que, luego de 27 años de servicio, el Instituto del Sistema Nervioso del Risaralda reconoce su gran labor y la dedicación a los colaboradores, dueños y pacientes quienes aplauden su trabajo y reconocen en “Yoli” una gran mujer, ser humano, profesional y agradecen su compromiso después de 27 años.
¡Gracias doña Yolanda Grajales!